Silencio Cartujano: Selección de artículos

Presentamos a continuación una selección de artículos publicados en este blog y la fecha en que sugerimos leerlos.

3 de enero: Beato Ayraldo

14 de enero: Beato Odón de Novara

2 de febrero: La vocación de un cartujo argentino

4 de febrero: Beato Lanuino

11 de febrero: Margarita de Oingt

19 de marzo: Orígenes de la Cartuja San José

10 de abril: «Vita Christi» (Vida de Cristo)

29 de abril: Carta de Santa Catalina de Siena a un cartujo

4 de mayo: Mártires Cartujos Ingleses

10 de mayo: Beato Nicolás Albergati (monje cartujo, obispo y cardenal)

24 de mayo: Beato Guillermo de Fenol

22 de junio: ¿Fue Tomás Moro un aspirante a cartujo?

24 de junio: San Juan Bautista

25 de junio: Beato Juan de España

26 de junio: San Antelmo

29 de junio: La Orden Cartujana y el Papa

6 de julio: Santa Rosalina

14 de julio: Beato Bonifacio de Saboya

16 de julio: Beatos Claudio y Lázaro

5 de agosto: Beato Guillermo Horn

6 de agosto: El monte Tabor…

Un 10 de agosto de 1539

15 de agoto: Asunción de la Ssma. Virgen (lecturas de maitines)

20 de agosto: Carta de san Bernardo a Guigo

29 de agosto: Martirio de San Juan Bautista

6 de septiembre: Salvador Montes de Oca: ¿el próximo santo cartujo?

7 de Septiembre: San Esteban de Die

30 de septiembre: Cuadro comparativo de los cuatro evangelios

1ro de octubre: ¿Se convirtió San Bruno por las palabras de un muerto?

6 de octubre: Lecturas de maitines – solemnidad de San Bruno

8 de octubre: San Artoldo

9 de octubre: El Papa Benedicto XVI en la Cartuja de Calabria

2 de noviembre: Un autobús en la noche

13 de noviembre: Todos los santos de la Cartuja

14 de noviembre: Un tiempo para morir (extracto)

25 de noviembre: Beata Beatriz de Ornacieux

30 de noviembre: El nuevo calendario cartujano

8 de diciembre: Inmaculada Concepción (lecturas de maitines)

Primer domingo de Cuaresma: El desierto de Jesús: Los combates del desierto

Segundo domingo de Adviento: El desierto de Juan Bautista

Domingo de Ramos: El monte de los Olivos (la santa voluntad de Dios)

El Cardenal Robert Sarah en la Gran Cartuja

Consejos para un nuevo postulante cartujo

Mi experiencia en la Cartuja de Argentina

Biblioteca de la Cartuja de Pleterje (Eslovenia) – Fotografía de Tamino Petelinšek, para National Geographic Slovenija

Immaculate Conception: Readings for Matins

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From a homily by John of Landsperg (Carthusian Monk +1539)

Our loving and meek Creator, no longer being able to stand the loss of humankind and moved by his own ineffable pity, sent not just any angel but one of their leaders, Gabriel the Archangel, to a city of Galilee called Nazareth. There the parents of the future Mother of God were known to dwell; and we understand that in their house, already returned from the Temple and engaged to Joseph, dwelt the most blessed Virgin.

So he was sent to a virgin. O what a virgin, virgin forever, virgin both in body and in soul! Virgin resplendent with a purity surpassing even that of the angels, a virgin so beautiful that among the countless throng of mankind, she was the very one whom the Son of the Most High wanted to have as his mother!

So to this virgin entered the angel and greeted her, carrying her a message from God, such a message as never before that day had been brought to our earth. And how was it that he entered to her? As in an enclosure she was sitting in her father’s house, praying with a total application for the liberation of mankind, busy with contemplating God, and, as it were, absorbed in him. For because of the exceeding purity of her heart, her soul was ever united to God: so that as often as she wanted to, she could ascend to God in contemplation.

So as she was sitting and entreating God with great fervour that he might deign to send the Messiah, the angel entered into her shelter where she was alone with God and said (very respectfully of course, as it was fitting to address a future Mother of God): «Hail full of grace, adorned with all virtues, every gift and charism! To others it comes partially, but to you has been given the fullness of all grace».

Hail then, O Mary, full of grace, preserved from the tiniest smudge of sin, you are all beautiful, all immaculate, full of all grace. In you there never was even for an instant anything that displeased God; grace filled you and possessed you entirely. The Lord is with you – the entire Trinity! And not in an ordinary way, but in a special and absolutely singular way. For the Lord finds pleasure in you; he who created you finds his delight in staying with you, attracted by your beauty. He surrounds you entirely so that the foes have no access to you; he is always with you and remains in you. He confirms you and surrounds you with his grace; he never leaves you but is preparing within you a fitting dwelling-place for his Son whom he wants to be born from you.

Blessed are you among women – blessed are you above all creatures! For you are favoured with such blessings of the divine sweetness that your almighty Creator has decided to become your Son, and he who in himself is endless has wanted to be born a small child from you! Blessed are you among women, who both enjoy the honours of virginity and are going to be the mother
of the Most High; alone among all women you are to conceive without loss of modesty and give birth without pain. From this conceiving and giving birth you are going to be much purer and holier still.

Taken from: Lectionary for Matins – Year C – 8 December: Readings 9 to 12

Inmaculada Concepción: lecturas de maitines

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Homilía de Juan Lanspergio (monje cartujo +1539)

El Creador, bueno y clemente, no pudiendo soportar más la pérdida de los hombres, conmovido de inefable misericordia, envió un ángel, no cualquiera, sino uno de los primeros, el Arcángel San Gabriel, a una ciudad de Galilea, cuyo nombre era Nazaret, donde vivían los padres de la futura Madre de Dios, en cuya casa vivía la Virgen Santísima, que había ya venido del Templo y estaba desposada con San José. El ángel fue enviado a una Virgen. ¡Oh verdaderamente Virgen, Virgen siempre, Virgen de corazón y de espíritu, Virgen cuya pureza brillaba más que la angélica! ¡Virgen, en fin, dotada de tal belleza, que de la inmensa multitud de los hombres, el Rey Celestial, Hijo del Altísimo, la quiso solo a Ella, por su Madre!


El ángel, pues, entró para saludar a esta Virgen bendita y llevarle el mensaje de Dios, un mensaje tal que jamás se había llevado semejante a la tierra. Pero, ¿a dónde entró cerca de la Virgen? Estaba sentada Ella en el retiro de la morada paterna, en su alcoba y rogando a Dios con todas las fuerzas de su espíritu por la liberación de los hombres, únicamente atenta a la contemplación divina y como absorbida toda en Dios. Pues su espíritu estaba siempre íntimamente unido a Dios, a causa de la gran pureza de su corazón, de suerte que ella podía, cada vez que lo quería, tender a Dios por la contemplación. Es la razón por la que, mientras estaba sentada, suplicando ardientemente a Dios por la venida de Cristo, el Mesías, entró el ángel en esta alcoba en donde vacaba a Dios a sí misma; y le dijo con la más grande reverencia, como convenía tratar a aquella que iba a ser pronto Madre de Dios: “Dios te salve, llena de gracia”, adornada y colmada de la excelencia de todas las virtudes, de toda suerte de dones y carismas. En efecto, a las demás este beneficio se ha concedido en parte, pero en ti se ha infundido la plenitud de toda gracia.


Salve, pues, oh María, colmada de gracia, enteramente exenta de toda mancha, de la menor falta, toda bella, inmaculada, llena de gracia, hasta el punto de que en ti jamás se ha hallado cosa alguna que desagradara a Dios, ni siquiera por un solo momento, sino que la gracia te invadió toda entera y te poseyó toda entera. El Señor está contigo, la Trinidad Santísima está contigo, y esto no de una manera común y vulgar, sino de un modo particular y singularísimo. Porque el Señor se complació en ti y Aquel que te creó tiene sus delicias en morar siempre contigo, atraído por tu belleza. Él mismo te preservó de tal suerte que en ti no hay entrada para tus enemigos. Él siempre está contigo y mora en ti, confirmándote y rodeándote de su gracia, no dejándote nunca, sino preparando en ti una morada digna y conveniente para su Hijo que ha deseado nacer de ti.

Tú eres bendita entre todas las mujeres, más aún, entre todas las criaturas, tú que fuiste prevenida de tantas bendiciones de la divina dulzura, que el Todopoderoso, tu Creador, decidió ser tu Hijo; y Él, que es inmenso en Sí mismo, quiso nacer de ti pequeño. Bendita eres entre todas las mujeres, tú que gozas del honor de la virginidad, tú que sola entre todas las mujeres has concebido sin mengua del pudor y has dado a luz sin dolor, y que por esta concepción y este alumbramiento, has quedado más pura y más santa. Tú que has hallado gracia delante de Dios, lo ha dicho el Arcángel. Aunque sé que tu temor y turbación no vienen de imperfección alguna, sino de tu virtud, quedas, sin embargo, segura de haber hallado gracia delante de Dios; más aún, de haberlo agradado y de haberle sido agradable más allá de toda medida, en razón de tus virtudes eminentes, de tu espíritu, de tus oraciones asiduas y ferventísimas, por las cuales has pedido y hallado la gracia. ¡Oh feliz María, que has pedido y obtenido no la gracia de los hombres, sino la de Dios!

Fuente: Leccionario de maitines – 8 de diciembre – lecturas 9 a 12 – ciclo C.

«Inmaculada Concepción» (Francisco Rizi)